El malbec es una variedad de uva que recibe su nombre de un peregrino húngaro que habría difundido la uva en Francia. Sea así o no, su origen se ubica en la zona de Burdeos, donde la denominan cot.
La variedad de uva malbec fue introducida en Argentina en 1868 por el ingeniero agrónomo francés Michel Pouget. En el país se la cultiva en tres terruños diferentes, dando vinos particulares cada uno de ellos. Siendo así, podemos dividir los malbecs argentinos en tres grandes regiones: Salta con Cafayate como exponente, Cuyo con las provincias de San Juan y su cuna en Mendoza, y la Patagonia que tiene como destacadas a la provincia de Neuquén y Río Negro.
El malbec de Cafayate es cultivado en un terruño ubicado a unos 2000 metros de altura, con un clima agreste del desierto. Es hijo de la conjunción de la cultura andina y española y da vinos concentrados y potentes que poseen una gran amabilidad gustativa y un buen sabor frutal. En boca son muy elegantes y suaves y maridan a la perfección con el picor delicioso de una rica empanada salteña.
Cuyo, por su parte, tiene dos regiones de cultivo. Por un lado San Juan, ubicada en el desierto más importante de la Argentina, entre dos cordones montañosos con temperaturas de entre 42 y 44 grados en enero. Es por ello que los vinos de San Juan son conocidos como los vinos del sol. Vinos de mucho color y contraste aromático, con sabores profundos pero a la vez de mucha armonía y simpleza en el paladar, siendo fáciles de beber, ideales para acompañar comidas diarias. Probar un postre a base de dulce de membrillo y queso hará junto a este malbec joven, fresco y vivaz un manjar vibrante.
Mendoza es la cuna del malbec
Con vientos que descienden de la cordillera de los Andes y acarician los racimos de uva, nutridos por el agua del deshielo se logra este vino tan singular. El aire fresco de la montaña genera una gran amplitud térmica que da vinos con un color muy profundo, vivacidad de tonos violetas y una acidez particular.
Si hablamos de Mendoza, hay matices entre Luján de Cuyo y el Valle de Uco. En Luján de Cuyo, con una altura de 1000 metros, hay suelos pobres y pedregosos que a nivel gustativo dan un vino concentrado. El Valle de Uco, con una altura de 1400 metros, da vinos con una mayor concentración de aromas. Mayor fineza y elegancia en copa. En paladar se logra más explosión, consistencia y cuerpo. Son vinos más sabrosos con un final armónico y elegante que van bien con la gastronomía regional e internacional.
Por último la Patagonia, con viñedos ubicados en las provincias de Neuquén y Río Negro. Es una zona fresca y muy ventosa donde la vid para protegerse desarrolla una pared de hollejo mucho más gruesa que al momento de la maceración despide un color profundo. Vinos con una aromática más fresca, de sabor a ciruelas, frutos rojos y frutos negros. Un matiz especiado y un sabor profundo y firme que se mantiene en boca. Maridan a la perfección con la gastronomía de la zona y generan una armonía sagrada al acompañar el típico cordero patagónico.
Si bien es de origen francés, al igual que Gardel, el malbec es sin lugar a dudas un emblema argentino. Sigue leyendo ahora sobre maridaje en este link.