Si una revolución alimentaria ha surgido en este siglo XXI es la de aquellos que se niegan a comer carne. Si bien la carne animal ha sido parte responsable del proceso que nos ha hecho evolucionar como sociedad, lo cierto es que cada vez más gente se niega a comer animales.
Ya sea por preferencias en su dieta o porque militan contra la crueldad animal, el vegetarianismo se ha convertido casi en una moneda corriente entre jóvenes y no tan jóvenes, que deciden alimentarse a base de plantas y productos derivados animales que no impliquen sufrimiento (huevos, quesos, etcétera).
La carne aporta nutrientes esenciales para el desarrollo y buen funcionamiento de nuestros sistemas internos tales como vitamina B12, alta cantidad de proteínas y minerales varios como el hierro. Lee en este link nuestra Guía Definitiva para carnes de hamburguesas.
Aunque, obviamente, con una dieta adecuada y sabiendo que hay que suplementar lo que la carne nos aporta. Es posible descubrir un mundo de sabores detrás de la cocina vegetariana.
Vegetarianos vs Veganos
Ahora bien, ¿qué pasa si a la idea del vegetarianismo se le da una nueva vuelta de tuerca? Ahí es cuando nace el veganismo. El veganismo sigue los mismos conceptos del vegetarianismo pero le agrega un elemento más: no consume ningún producto animal. No existen los huevos, no existen los quesos ni los yogures, nada que derive de un animal.
En mi opinión, el problema con el veganismo es algo exageradamente sustancial. Hay solo dos maneras de ser vegano: o tener mucho dinero para pagar todos los alimentos libres de animal (que suelen ser mucho más caros que los productos normales de supermercado) o tener una inmensa cantidad de tiempo para pasar por todas las etapas de la cadena alimenticia (conseguir los alimentos, prepararlos, cocinarlos, etcétera).
Esto último solo es posible si uno no tiene que cumplir con una jornada de trabajo diaria. Es decir, solo los que no trabajan o tienen el dinero suficiente pueden dedicarle su vida al veganismo.
