El Pan: 10/20
El pan estaba bien. No hay mucho que decir sobre ese pequeñito pan del McDonald’s, sin semillas, con una costra suave como de terciopelo. Se agradece que estaba bien fresquita y que no se desarmara cuando le dabas grandes bocados. Aprobadísimo.
Los Toppings: 4/10
Cebolla, siempre cebolla. Blanca, cortada en finos cubitos. Esparcida en el pan de abajo desde el centro hacia los costados. La cebolla estaba bien presente, ya que aportaba ese toque ácido característico y además era el único componente fresco de esta hamburguesa. Cebolla + carne + queso = combinación ganadora.
Salsas y Aderezos (Condimentos): 4/10
¿Salsa Mc? A donde vamos no necesitamos salsa Mc. Solo necesitamos kétchup y mostaza en una proporción 70-30. La predominancia del kétchup en el sándwich aportaba el dulzor característico del tomate, que en combinación con la cebolla ácida generaban un balance ideal en la hamburguesa. Encima de todo eso, la mostaza aportaba su característico sabor agrio, generando aún mejor balance que el que puede dar la cebolla y el kétchup. Me encanta esta mezcla, considérenme un soldado del 70-30.
El Queso: 10/20
Milkaut no falla, McDonald’s lo supo y tiempo después casi todas las hamburgueserías se subieron al barquito de este queso. El cheddar Milkaut fundió perfectamente sobre la carne y la combinación se comportó perfectamente una vez emplazada en el sándwich. Fundición casi perfecta, gusto ideal. Otro punto fuertísimo.
La Carne: 10/20
¿Qué decir de estos patys? Finitos, secos, a la vista muy poco tentadores, claramente incomparables con los medallones de hamburguesería. Pero sin dudas, cargados de una mística que abraza niños, adolescentes y adultos por igual. Con un sabor característico que no se consigue en ningún otro lado. Encima vienen dos. Me encanta, la quiero siempre en mi equipo.
El Sabor: 14/20
La triple queso, a mi parecer, representa la esencia de lo que es McDonald’s en su máxima expresión. No falla nunca y siempre tiene el mismo gusto. La pidas donde la pidas, a la hora que la pidas, en cualquier momento. Generar una estandarización tan grande de un producto que logre que siempre tenga el mismo gusto, pese a que siempre la armen personas distintas es un logro absoluto. Lo que McDonald’s es y siempre quiso ser. Si hay un McDonald’s cerca, aunque sean las cuatro de la tarde, es buen momento para pedir esta hermosura.