Bodegones argentinos
Los bodegones o cantinas originalmente surgieron en el siglo XIX cuando los almacenes de ramos generales y las pulperías que servían como expendio de bebidas y lugares para ‘picar algo’ se mezclaron casi sin quererlo, ofreciendo a los comensales la posibilidad de sentarse a descansar y disfrutar de una comida rica.
Los bodegones gastronómicamente comenzaron como la mezcla casi perfecta de la cocina tradicional criolla que teníamos incorporada a nuestro sistema y la cocina de inmigración que trajo la ola de extranjeros, principalmente españoles e italianos, que vino a habitar nuestros suelos en busca de un futuro de prosperidad.
Si bien es cierto que al haber tantos bodegones no en todos se come bien, es cierto también que los malos suelen ser las excepciones a la regla. En la búsqueda de la comida perfecta que emprendemos cada vez que tenemos la oportunidad para después venir a plasmarlo en este blog, siempre vamos en búsqueda de vivir la mejor experiencia posible.
Y es una realidad que todos los bodegones comparten ciertas características tangibles que forman parte de su ADN y que ya están insertados en su cultura como una obligación: que el comensal se sienta como en casa, que los precios sean accesibles y que las porciones sean generosas. Un combo que solo se puede hallar en esos históricos restaurantes.