El Pan: 15/20
El pan está… bien. Un par normal al que no llamaría genérico porque sin dudas está por encima de la media de cualquiera comprado en una panadería o supermercado.
A simple vista puede no notarse, pero el pan de Voraz es del tipo lactal. La principal característica de los panes lactales, hechos con leche en polvo, es su miga. La miga de los panes lactales tiene muy pequeñas burbujas de aire y se caracteriza por su suavidad al paladar. El pan lactal de Voraz tiene un perfil levemente dulce y una miga chiclosa, que sirvió muy bien para contener el interior de la hamburguesa.
Los Toppings: 8/10
La panceta de Voraz es muy, muy rica. De perfil ahumado y cocida al horno. La panceta era crocante y sabrosa. Sin excesos de grasa y con una gran crocancia que aportaba ese perfil americanizado y potente al paladar. La cebolla morada, cortada en cubos muy pequeños, aportaba cierta acidez deseada en la búsqueda del balance necesario de cualquier hamburguesa. Las hamburguesas del estilo americanas pueden llegar a resultar pesadas para los estómagos tranquilos de la gente que suele acompañar sus sándwiches con alguna verdura fresca, pero la verdad es que en compañía de la cebolla (que probablemente sea el mejor topping de cualquier hamburguesa) aportaba en boca sabor y otra textura distinta a las del sándwich.
Salsas y Aderezos (Condimentos): 8/10
¡Una oda al ajo! Qué rico es el ajo, qué bien acompaña casi cualquier comida. Y cuando está bien cocido, es aún mejor. La salsa que Voraz eligió para esta hamburguesa es un alioli casero hecho con ajos asados. El ajo de la salsa aportaba cierto picante al sabor de la hamburguesa. Tenía la cantidad suficiente como para sentirse en casi cualquier bocado y efectivamente fue una decisión absolutamente acertada de parte de quien ideó esta hamburguesa.
Considerando que las hamburguesas del estilo americanas suelen estar acompañadas de salsa barbacoa, su ausencia en esta hamburguesa y su posterior reemplazo con el alioli se agradece de sobremanera.
El Queso: 17/20
¿Cuántas veces vamos a repetir lo mismo? ¿Hasta que ustedes se aburran? Un día, hace unos cuatro o cinco años, alguien descubrió que una empresa santafesina de lácteos, Milkaut, hacía un cheddar de características superlativas. Ese cheddar, que solo se conseguía de a 160 fetas, fue el elegido por todas las hamburgueserías que querían ganarse un asiento en la mesa de los grandes y eso nos trae hasta hoy: casi todas las hamburgueserías reconocidas utilizan el mismo cheddar. Así que, a la hora de juzgarlo, nos enfocamos en dos puntos muy importantes: la cantidad y el punto del queso al que el chef nos entrega la hamburguesa.
La Carne: 18/20
La carne argentina es sinónimo de buena calidad, aunque esta esté absolutamente triturada por una picadora. Voraz no le escapa a la tendencia y ofrece medallones pequeños, muy sabrosos y con una ideal porcentaje de carne/grasa.
Solo condimentados con sal y pimienta, el medallón de Voraz tenía una costra más que aceptable. Pese a que estaba un poquito más seca de lo que personalmente me gustaría, debo decir que los patys de Voraz estaban por encima del promedio. El medallón estaba bien armado y no se desgranaba hasta llegar a la boca, donde se notaba lo fresco de la carne.
El Sabor: 19/20
Realmente fue una sorpresa ver cómo se amalgamaban en boca un montón de ingredientes que a simple viste parecían no destacar individualmente. Ya masticando, quitando el ruido de mis palabras y dejándome llevar solo por los sabores que pasaban por mi boca, encontré una hamburguesa sólida, agradable, suave y muy pero muy sabrosa. Sin dudas, volveré.